
Discorso di Lula al XIX Foro di Sao Paulo
Pubblicato il 14 ago 2013
laondadigital.com – Para mi partido y el de ustedes hay una cosa imprescindible al llegar al poder, no perder la relación con el pueblo. Algo que para mí es muy importante, es que yo seguí todos estos años al Foro de San Pablo. Participé del nacimiento de este Foro, tuve el privilegio de participar de la 1ª reunión en el Hotel “Danubio”, en julio de 1990. De participar en Cuba, El Salvador y en otros países. Tuve el privilegio de participar en el penúltimo – que creo que fue en Nicaragua – y no pude asistir al de Venezuela, donde grabé una declaración de apoyo. Yo no voy a repetir aquí lo que todo el mundo dijo, porque estoy preocupado. Tengo que hablar poquito y despacio, porque si no, el Departamento de Estado norteamericano está grabando (risas) o está filmando y eso no es buena cosa.
Tengo que tener cuidado. Pero quería trasmitirles algunas cosas que considero importantes.
En 1990 – o mejor, en 1980 – la izquierda latinoamericana no creía que fuese posible llegar al poder por la vía de la disputa democrática y – sobre todo – por la vía electoral. Recuerdo la esperanza que teníamos con la victoria de los revolucionarios de El Salvador en 1980, cuando participábamos del primer aniversario de la victoria de la Revolución Sandinista. Recuerdo lo que pensaban los partidos de izquierda en los años 90, en la primera reunión en el Hotel “Danubio”. Y yo – en 1985 – había hecho una entrevista para un
diario importante aquí, en Brasil, diciendo que era muy difícil que un
obrero metalúrgico pudiese llegar al poder por la vía del voto. Y la
historia se encargó de probar que la democracia – ejercida a partir
de la participación de las masas – puede ser la mejor fuente para
que la izquierda llegue al poder en cualquier país del mundo.
Veamos la experiencia de nuestro joven compañero Chávez. Es
importante recordar que en El Salvador no dejamos que Chávez
participara del Foro de San Pablo, porque no admitíamos que los
“golpistas” participasen del Foro de San Pablo. Es importante
recordarlos. Porque tenemos tradiciones y contradicciones, que son
el juego de la democracia. El dato concreto es que poco tiempo
después, el compañero Chávez, que no había logrado una victoria
por la vía de la lucha armada, llegó al poder por los brazos del
pueblo de Venezuela de una forma extraordinaria (aplausos). Es
importante recordar que – desde 1998, cuando Chávez llegó al
poder hasta hoy – una gran parte de la elite de Venezuela, no admite
la llegada de Chávez al poder. Como tal vez una gran parte no
admita la llegada de Mauricio Funes en El Salvador. Como una parte
no permitió ni siquiera la llegada de un Zelaya – que no era un
hombre de izquierda, pero era un hombre progresista – al poder, en
Honduras. Como no aceptaron la llegada de Colon en Guatemala y
como no aceptan a Cristina Kirchner. Como no aceptan – una parte
– a nuestro “Pepe” Mujica. Como no aceptaron a Lugo, en Paraguay.
Como no aceptan a Lula o a Dilma en Brasil. Como no están de
acuerdo con la llegada al poder de Rafael Correa. ¿Quienes son los
que no aceptan la llegada de personas progresistas para gobernar
los países? Y nosotros llegamos.
Y yo quiero – compañeros de la dirección del Foro de San Pablo –
adjudicar parte de la llegada
al poder de la izquierda de América
Latina, a la existencia de esa mecha llamada “Foro de San Pablo”
(aplausos). Fue aquí y tenemos muchos compañeros cubanos.
Porque al contrario de lo que muchos conservadores piensan, los
compañeros cubanos siempre, siempre, nos enseñaron que el
ejercicio de la tolerancia entre nosotros, la convivencia pacífica en la
diversidad entre nosotros, la convivencia – inclusive – entre
diferentes sectores de izquierda, era la única posibilidad que
permitía que nosotros hayamos tenido avances en este continente. Y
esto sucedió y puede continuar sucediendo mucho más. Porque
ahora tenemos la obligación de no permitir que haya ningún
retroceso en las conquistas que obtuvimos hasta ahora (aplausos).
Ningún retroceso. Y para que esto suceda y que continuemos
evolucionando, es preciso que organicemos mejor el Foro de San
Pablo, es necesario que le demos más organicidad al Foro de San
Pablo, es preciso que comencemos a producir nuestros informes, es
preciso que comencemos a pensar en una nueva forma de
comunicación entre nosotros. No podemos – simplemente –
quedarnos llorando por los problemas de la prensa conservadora en
cada país. Es conservadora en Brasil, en Venezuela, en Colombia,
en Argentina, en Uruguay, en El Salvador. Y no podemos quedarnos
apenas quejándonos que nuestros adversarios utilicen la prensa en
nuestra contra.
El otro día comenté: “ahora es con Internet”. De la forma en que
funciona, tenemos – por primera vez – la oportunidad de crear
instrumentos de comunicación entre nosotros sin tener que
quedarnos debiendo favores a nadie en ningún lugar del mundo. Hoy
sabemos que estos movimientos que se dieron en la llamada
“Primavera Árabe” y lo que sucedió aquí, en Brasil, son una
demostración de que tenemos que dejar de quejarnos y vamos a
dedicarnos a explotar nuestra chance de tener nuestra propia
prensa, nuestra propia información. O sea, no nos vamos a
comunicar más así. No es posible imaginar que un diario que tiene
un tiraje de 10, 15 o 20 mil ejemplares, nos vaya a permitir decir lo
que pensamos a millones de personas a través de un material
escrito o a través de un canal de televisión, que no tenemos. Pero a
través de Internet, podemos llegar a millones de personas, sentados
en el sofá de nuestra casa (aplausos), si asumimos la
responsabilidad, si sacamos partido del Foro, si asumimos la
responsabilidad de tomar estas discusiones en serio, conseguimos
algún dinero y logramos que las cosas sucedan. Esto es lo primero
que les quería decir: precisamos crear un nuevo instrumento de
comunicación y podremos hacerlo.
Lo que está sucediendo en el mundo – permítaseme creer – que
debemos ser más creativos. Y hay algo más que
aprendimos: no
podemos continuar más funcionando en la forma de organización
tradicional que teníamos. Estos movimientos que se dieron aquí en
Brasil, tomaron por sorpresa a todos los partidos de izquierda,
tomaron por sorpresa a todos los partidos de derecha, tomaron por
sorpresa a todo el movimiento sindical y a todo el movimiento social.
¡Nos tomaron por sorpresa! Porque nosotros todavía actuamos a la
antigua, en materia política. El movimiento sindical – con los
recursos que tiene – o sea, en verdad, ¡ni siquiera tenemos una
comunicación por Internet que represente el 0,5% de lo que ellos
pueden hacer! Y nosotros, en verdad, nos estamos volviendo viejos.
Y nos encontramos preguntándonos: “¿dónde está la juventud de
nuestros partidos? ¿Cómo están participando? ¿Cómo nos estamos
comunicando con ellos? ¿Cuál es el mensaje que les estamos
dando? ¿Cuál es el mensaje de esperanza que les damos?”.
Entonces pienso – compañeros y compañeras – que esta es otra
lección que el Foro de San Pablo puede hacer que se de en América
Latina.
Lo tercero, es que debemos entender que hemos recorrido mucho,
pero desde el punto de vista de la integración, aún necesitamos
avanzar cincuenta o cien veces más de lo que avanzamos. Nuestros
dirigentes partidarios precisan saber – en primer lugar – que deben
intercambiar más informaciones, intercambiar más experiencias.
Nuestros gobernantes deben pensar que tienen que dividir sus
tiempos entre cuidar la política interna de cada país y cuidar la
política de integración. Porque la política de integración no se hace
por teléfono. Se hace visitando países, conversando con los
presidentes, haciendo acuerdos con los presidentes (aplausos) y
discutiendo qué es lo que entendemos por integración. ¿Qué es la
integración en nuestras cabezas? ¿Es un acuerdo comercial?
¿Dónde está el movimiento social en materia de integración?
¿Dónde está la red de científicos en nuestra integración? ¿Dónde
está la integración de nuestra juventud? ¿Dónde está la integración
del movimiento sindical? ¿Dónde está la integración de los
congresos de cada partido? Aquí yo sé que está presente El
Salvador. Les quiero decir algo. Ustedes van a hacer un acuerdo con
la presidenta Dilma y este acuerdo va a ser cada 6, 7 u 8 años en el
congreso brasileño y en el congreso de El Salvador y no se aprueba.
Entonces, estoy pensando – incluso – en convocar un encuentro
parlamentario en América del Sur para que discutamos cómo
podemos involucrar a los congresos de cada país en estos temas de
integración.
Integración que supone que el Partido de los Trabajadores entienda
que – junto con los otros partidos de izquierda de este país – por el
hecho que Brasil es la nación más grande del continente, por el
hecho que Brasil es la economía más grande del continente, Brasil
tiene la mayor responsabilidad en garantizar que la integración se
materialice (aplausos). Brasil tiene la mayor responsabilidad en
facilitar que estas cosas se puedan dar, para consolidar el proceso
de integración de América Latina. Si Brasil – a través de sus partidos
y a través del gobierno – no asume estas responsabilidades, todo
será más difícil, todo será mucho más complicado. Y nosotros
tenemos que ser una especie de animadores de este proceso. El
animador de este proceso. Porque – si no – este proceso no se
produce. Y yo estoy preocupado, porque – con la muerte de Chávez
- … Porque – ni sé – ¡cuántas reuniones Chávez y yo tuvimos! ¡No
sé cuántas conversaciones tuvimos! ¡No sé cuántas veces él me
pidió que fuera a Caracas y cuántas veces él vino para acá! Y eso,
ahora, ha disminuido. ¡Y Chávez va a hacer mucha falta! Y espero
que Maduro cumpla exactamente el papel que Chávez venía
cumpliendo para la integración de nuestra querida América del Sur.
Estamos viendo que los EE.UU. no están jugando. Estamos viendo
que las alianzas con sus socios – más allá de los intereses
comerciales, sobre las cuales no debemos reclamar, porque cada
país quiere compran o vender más – tenemos que tener en cuenta
que las alianzas de los socios esconden un interés político secreto,
de debilitar la alianza de América del Sur, debilitar la CELAC. Veo –
por lo que conozco de la política norteamericana – que hasta ahora
no se conforman que hayamos hecho aquella primera reunión de la
CELAC en Salvador de Bahía en 500 años. Parece poco,
compañeros. Pero en 500 años, fue la primera vez que tuvimos una
reunión solamente los partidos de América Latina y el Caribe, sin la
presencia de Canadá y de los EE.UU. ¡Y esto no es poca cosa! ¡No
es poca cosa! No es poca cosa que hayamos creado un Consejo de
Emergencia; no es poca cosa que hayamos creado un Consejo del
Combate al Narcotráfico; no es poca cosa que hayamos comenzado
a construir un corredor de integración entre nuestros países. Y no
sólo ellos. No toleran que nadie que no surja del seno del Consejo
de Seguridad de la ONU – de los miembros permanentes – no
permiten que nadie se maree. Ustedes vieron que cuando yo me
dispuse a ir a Irán, conversar con Ahmadinejad y traerles un
documento que ellos no lograron de él – en lugar de aceptarlo –
decidieron castigar a Ahmadinejad para decirme – alto y con música
- :
“Lula, no se meta, que este juego es juego de mayores. Este
juego es un juego de nosotros ocho. No es un juego de Brasil o de
cualquier otro país del tercer mundo”.
Entonces, cuando organizamos el Bric’s, cuando la gente organiza
reuniones entre América del Sur y África, cuando organizamos
reuniones entre América del Sur y los países árabes, esto les
comienza a molestar. Porque significa que hay otros actores que
están surgiendo en la política internacional. Y nosotros, que ya
tenemos experiencia, que ya tenemos gobiernos en varios países,
no tenemos el derecho de retroceder a donde avanzamos hasta
ahora. Y tenemos que lograr cada vez más. Porque recuerdo que la
primera reunión del G20 – que participamos – decidimos cosas
importantes, en la segunda reunión del G20 discutimos cosas
importantes, pero a partir de la tercera, no sucedió más nada. Lo que
sucedió es que – hasta ahora – ellos ya gastaron 9,5 mil trillones de
dólares para resolver el problema del sistema financiero. Y aún no
resolvieron el problema de Grecia, no resolvieron – todavía – el
problema de la crisis del desempleo en España o en otros países.
¡Nueve trillones y medio de dólares! De la misma manera que
gastaron casi 2,5 mil millones de dólares en la guerra de Irak y cada
vez muere más gente en Irak, atrás de una bomba química que no
existió hasta ahora. O sea, nosotros – entonces – tenemos que ser
concientes que por el hecho que la izquierda está debilitada en la
mayoría de los países del mundo, América Latina puede – en este
momento – ser el gran faro para la nueva izquierda que necesitamos
crear en el mundo.
Aquí debemos tener compañeros europeos con quienes tenemos
una relación extraordinaria. Muchas veces me invitaron para
participar de la Internacional Socialista y tuve el placer de conocer a
Billy Brandt en vida. Pero la verdad es que la izquierda europea – y
los compañeros que están aquí presentes hasta habrán de estar de
acuerdo – perdió el discurso, porque es muy similar al discurso de la
derecha (aplausos). Yo participé del cambio del nombre del Partido
Comunista Italiano – cuando el PIT era motivo de orgullo del mayor
partido de izquierda en el mundo occidental – cuando pasó a ser
PDS. Después de PDS, pasó a ser no se qué, después a no sé qué,
después a no sé que. O sea, cambió. Pero al final, quedó igual a
como estaba. Este es un error que nosotros no podemos cometer.
Yo ahora estuve en España, antes que terminara el mandato de
Rodríguez Zapatero y le decía: “Zapatero, ¡por el amor de Dios!
Tenés que hacer un discurso para demostrar que el socialismo no es
culpable de la crisis. Tenés que mostrar que es culpable de la crisis”.
En la medida que no lo hacemos, ¡miren los resultados! Y así, la
izquierda, va descendiendo. Aquí en Brasil también sabemos que un
partido de izquierda que llega al poder necesita cuidarse de no
cometer los errores que ya se han cometido en otros lugares. Sólo
hay una cosa que garantiza a un partido como el mío, como el de
Renato, como el de ustedes. Al llegar al poder, no perder su relación
con el pueblo.
¡Porque el poder es algo mágico! Hay una tendencia
al llegar al poder y que el pueblo que antes era maravilloso, bonito,
extraordinario, ya no lo es más.
A veces nos encontramos con algún
compañero en la calle y ya creemos que es un enemigo y nos
olvidamos que nos votó, en las últimas elecciones. A veces me
pregunto si no sería mejor preguntarle: “¿por qué ahora estás
enojado conmigo? ¿Por qué estás protestando”. Porque si no, si la
gente no se ve así, no interesa llegar al gobierno.
Una nueva izquierda
Yo estoy convencido que pod
remos tener un nuevo modelo de
izquierda. Respetando la cultura de cada país, respetando la manera
de organizarse de cada país, la escena política en cada país. Pero –
sinceramente – creo que estamos en condiciones de presentar las
nuevas cosas que se necesita presentar en el mundo. Sé que
muchos se fueron molestos conmigo cuando dije que: “¡Gracias a
Dios que había caído el Muro de Berlín, para que la gente pudiera
volver a pensar nuevamente!” Que todo estaba muy seguro, estaba
todo escrito en la cartilla, todo el mundo sabía lo que iba a suceder.
¿Saben qué? No estaba escrito en la cartilla, ni está escrito en la
cartilla, hoy. La cartilla tiene que ser construida día a día, en cada
momento. ¡Porque el pueblo evoluciona cada día y quiere una nueva
cartilla! Aquí, en nuestro país, estas manifestaciones que se dieron,
tienen de todo. Tienen de todo. Tienen cosas buenas… La mayoría
tienen cosas buenas. Si ustedes se fijan en las reivindicaciones que
pide el pueblo en las calles, son reivindicaciones que alcanzaron al
PT, al PTdo B, la Juventud Socialista acabó de sumarse a los
reclamos, los petistas acabaron de unirse a los reclamos, de estos
reclamos que están en la calle. Ahora – por detrás – hay gente que
está contra el Foro de San Pablo. También hay fascistas en todos
lados, neonazis en todos lados. Y aquí, en Brasil, sabemos que
existen.
Sin embargo – compañeros – ¡creo que lo que sucedió fue
extraordinario! Fue para que aprendiésemos, para que
comenzáramos a mirar que el pueblo – que consiguió tener
universidad en nuestro gobierno – quiere otros paradigmas. El
pueblo que no podía comprar un clavo, ahora puede, porque tiene
auto. Pero no puede andar por la calle porque el tránsito es peligroso
(risas). El otro que aún no pudo comprarse un auto, protesta porque
tiene que ir parado en el ómnibus y comienza a exigir más servicios
públicos y de mejor calidad. Esta es la lógica de lo que está
sucediendo en este país. ¡Y está bien que así sea! Para que
nosotros también podamos evolucionar, discutir nuevas formas de
organización, nuevas formas de comunicación. Y no tener miedo de
defender aquello en lo que creemos.
Yo fui a dar una conferencia a Texas y llegué allá y mi intérprete no
entendía el portugués y no podía ser mi intérprete. Entonces, hubo
un compañero que me propuso ser mi intérprete y así fue que conocí
a Cárdenas, quien ofició de intérprete. Él fue, en realidad, electo
presidente de México y fue robado y él lo sabe. Él ya ganó dos
elecciones en México. Una ya la ganó, pero estoy seguro que llegará
el día en que va a ganara las elecciones y ahí México va a ser muy
importante para que América del Sur, para que América Latina dejen
de mirar hacia los EE.UU. Yo no quiero que México deje de mirar a
los EE.UU., pero tampoco quiero que EE.UU. nos vigile. Porque creo
que México tiene mucha importancia en la integración
latinoamericana (aplausos).
El Consenso de las Izquierdas de América Latina
La programación que Valter me mostró de ustedes fue extraordinaria
e intensa. Yo, sinceramente, haré luego los análisis de este Foro, de
los temas que ustedes debatieron. Pero les quería pedir algo: el Foro
de San Pablo – con todas las deficiencias que nos podemos
imaginar que tenga, con todo lo que le falta para que sea perfecto –
es lo mejor que hemos creado en este continente latinoamericano.
Por eso quiero que sepan que estoy en el Instituto Ciudadanía, en el
“Instituto Lula”, queriendo debatir para crear una doctrina sobre
Integración. Ya tuvimos reuniones con el movimiento social, con el
movimiento sindical, con partidos políticos, con intelectuales y lo
vamos a continuar haciendo, porque queremos producir una doctrina
de Integración. La derecha, un día resolvió crear el “Consenso de
Washington”. Y el Consenso de Washington comenzó a fiscalizar
todo lo que sucedió en el mundo – desde los 80 hasta acá – liderado
por Reagan y por Margareth Thatcher. Creo que es hora que
nosotros construyamos el Consenso de las Izquierdas de América
Latina, para que podamos mostrar que es posible que nosotros nos
demos un marco diferente. Estoy convencido de esto. Nosotros
podemos crear una nueva forma de gobernar. Aquí, en Brasil,
nosotros mostramos que era posible. Chávez mostró que era posible
en Venezuela. Y casi todos los países. Sabemos lo que está
haciendo Rafael en Ecuador y de las acusaciones que es víctima.
Sabemos lo que le pasó al compañero Evo Morales.
Entonces, esto no es broma. Ellos no nos tienen paciencia y
tampoco nosotros la tenemos con ellos. Pero nosotros nunca los
agredimos ni la mitad de lo que fuimos agredidos. Y nosotros
luchamos porque practicamos la democracia, porque queremos vivir en democracia y porque no queremos hacerles a ellos lo que ellos nos hicieron a nosotros. Es así, que vamos a continuar creciendo en América Latina.
Quiero expresar mi solidaridad, decirles que es muy triste que Chávez no esté aquí. Es muy triste. Creo que durante mucho tiempo vamos a sentir la falta de Chávez porque creo que – no es que
alguien sea insustituible – es que él era una figura diferenciada. Aún
cuando estábamos divergiendo, él era diferenciado en la divergencia (aplausos). Quiero despedirme de ustedes, declarando abierto el XIX Encuentro del “Foro de San Pablo”. ¡Un abrazo y voy a estar con
ustedes!
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